lunes, 15 de septiembre de 2008

LECCION DE VIDA

El fondo de pantalla de mi ordenador tengo una foto de una estación de esquí,es en el valle de Aran, la foto es preciosa, que placentera es la montaña cuando se disfruta esquiando, que pesadilla debió ser cuando conoces su lado más oscuro.

Imaginemos que lo que cuento a continuación ocurriese en nuestras propias “carnes”:
13 Octubre, año 1.972 , un avión de procedencia uruguaya con 45 personas a bordo, se estrella en pleno glaciar en la cordillera de los Andes (Spanair todavía no existía, perdonarme esta maldad de mal gusto, y aceptad mis disculpas).

Han hecho una película sobre lo acontecido, y sacado algún que otro libro para dar a conocer el mundo lo que allí pasó. Estos días Juan José Millás nos recuerda este accidente en un documental, que merece la pena ver. Me ha impresionado ver los supervivientes 36 años más tarde y como alguno cuenta de nuevo lo que allí pasó, rompieron un pacto de silencio que seguramente nunca debió deshacerse. Tuvieron que dar alguna explicación a los médicos y al mundo ante la incredulidad de estos, por haber sobrevivido tantos días sin alimentos. Tardaron dos interminables meses en ser rescatarlos.

Probablemente hoy,sería dificil que se repitiese algo así,ya que con los medios que disponemos no se tardaría más de tres días en realizar un rescate.

Tuvieron que luchar contra todo tipo de adversidades a lo largo de esos interminables días, Después del décimo del décimo día, tras reparar una radio, se enteraron de que dejarían de buscarles, ya saben que están solos. Ellos y su destino.

Y como las desgracias nunca vienen solas, a los 16 días, en plena noche les hizo una amable visita una avalancha, 16 consiguieron salvarse, 13 pasaron a una vida diferente.

Estos 16 jóvenes que siguieron con vida eran integrantes de un equipo de rugby, al final lograron salvarse, alimentándose de nieve derretida («el agua potable que sale del grifo es insípida. Hay que beber aguanieve para saber lo que es la verdadera insipidez-dice uno de ellos») y de algo más sólido de lo que dicen que su sabor es bastante dulce.

Jesús, en la última cena repartió cuerpo y sangre; pues ellos, deberían hacer lo mismo. "Que dios nos perdone por este canibalismo justificado"- dijeron, y tuvieron que comerse a varios de sus compañeros.
Estoy seguro aunque que en estas circunstancias extremas cualquiera de nosotros haría lo mismo aunque desde la mesa en la que escribo me parezca algo imposible y fuera de toda realidad.

Se creó una nueva orden de sociedad, con nuevos valores y tareas, puede que el hecho de que fuesen ya un equipo les ayudase a sobrevivir, ya que tenían una jerarquía de juego previa, a pesar de que los líderes fueron cambiando, lograron estar juntos , lo que les ayudó a sobrevivir y no perder nunca la esperanza.

Admiro la capacidad del ser humano para adaptarse a cualquier cosa, cuando la situación ya no es extrema ni límite, ya se ha pasado al siguiente nivel muchas cosas se justifican; lo que ocurrió en la montaña allí debió quedarse.
Transcribo: “Rescato de aquellos tiempos haber aprendido cuáles son los valores de los seres humanos. Aprendí a valorar las cosas que valen la pena. A veces uno se hunde con las cosas de la civilización pero esto me enseñó mucho”.

Personas normales convertidas en personas extraordinarias ante una situación extrema, ante una situación límite, alcanzaron objetivos extraordinarios, sin ninguna otra herramienta que buscando la fuerza interior que tenemos todos lo seres humanos. Si ellos lo pudieron hacer, otras personas pueden resolver también sus problemas, seguro que menos extremos.

No sabían si se iban a salvar o no. Sin embargo, lo que si sabían, o intuían, porque no era un pensamiento racional, era que tenían que trabajar duro para salvarse.

Y esto lo aplicamos a todos los ámbitos de la vida. Si tienes una actividad, un trabajo, tienes que trabajar duro sin saber exactamente cuál va a ser el resultado. Aunque el resultado no sólo depende de lo que tú haces, sino también de muchas otras cosas que tú no controlas.

La alegría que reflejan sus caras al ver el helicóptero de rescate se mezcla a su vez con una profunda tristeza y un vacío en dejar lo que allí habían creado, una forma de vida en la que apareció lo mejor del ser humano, el amor entre unos y otros, aumque suene sorprendente, pesando en el grupo en vez de en no mismo.

Os dejo una dirección en la que hay fotos publicadas por uno de los sobrevivientes de la tragedia: http://www.carlitospaez.com/elmilagrodelosandes.

Esta es sin duda, toda una lección de vida

Saludos.

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