No sé si algún día lo dije pero vivo en un pueblo de unos
80.000 habitantes en Galicia; se llama Pontevedra, situada en la boca de una
ría a caballo entre Vigo y Santiago de Compostela.
Pontevedra toda la vida ha sido una ciudad de señoritos y
funcionarios. Fue, (y quiero pensar en que fue) la ciudad más clasista de
Galicia, con cosas como la de tener dos Alamedas separadas en las que aún no hace muchos años,
los señoritos se paseaban en una, y el pueblo llano en otra. Esto, ha ido
cambiando con los años a pesar de que aún queden retales...
Pontevedra, es probablemente “la mejor ciudad del mundo para vivir” y probablemente también, “la peor ciudad del mundo para trabajar”.
Básicamente porque no hay trabajo, entendiendo por trabajo empresas que generen
riqueza y empleo. Servicios nos sobran, y es una pena porque si hubiese una
política de conciliación entre esos dos términos, para todos hubiese sido mucho
mejor.
Últimamente, han florecido Museos “por doquier” a lo largo de toda la ciudad. Pobre de ti que le des
una patada al suelo en esta ciudad, porque seguramente aparecerá alguna piedra “a
la que venerar”. Y digo esto, porque nos hemos convertido en la ciudad con más museos
por habitante de España, sólo deciros, “que los únicos que viven del pasado, son los Museos”.
Pontevedra siempre ha vivido de rentas, de pasear por sus
calles “peoniles”, de sus cotilleos,
de su pequeño comercio, del ladrillo en los últimos años, y por supuesto, “de mirar extasiados para el Santuario de la Peregrina” pensando
que nos regalaban nóminas.
Hemos tenido unos políticos cuya mentalidad está a años luz
de crear riqueza a través de la industria, que siempre han puesto todas las
trabas posibles a la ubicación de cualquier empresa, que han generado cualquier cosa, menos empleo. Pero dinero para actividades medievales, y otros eventos de carácter popular, que no falte.
Es muy curioso esto que digo, porque cualquier
ciudad del planeta, “mataría” con la
crisis y el paro que está cayendo, con tal de que una empresa cumpliendo todas las
normas, se ubicase en su región. Pero
donde no hay, no se puede sacar.
De lo que os hablo aqui, ya no es un tema “de derechas, de izquierdas, o de mediopensionistas”,
sino de sentido común, algo que no abunda mucho.
Estos días, debaten la salida de la única industria que
mueve este pueblo, Una empresa pastera. Una empresa que mueve 5.000 empleos
directos e indirectos en la comarca; esto se traduce en tener dinero para comer
a final de mes, que con la que cae, no
es poco. Una industria que en el puerto de Marín mueve 600.000 toneladas anuales,
que hace mover el comercio, los servicios, las oficinas bancarias, el transportes, y todas empresas
proveedoras y auxiliares que morirán si esta empresa matriz desapareciese. Para entendernos, lo que en
el resto del mundo se entiende por “Riqueza”.
“Le invitan a irse”
porque le han puesto una fecha de caducidad como a los yogures; lo curioso del tema es que cumple con todos los permisos
medioambientales y de gestión de residuos. Seguramente contaminó en su día,
pero hoy un tema tan sensible como el impacto medioambiental, se lleva
rajatabla.
Se marisquea delante, y se bañana en las playas de lourido justo enfrente, y los que tratan de cerrarla, argumentan que es que está pegada a la ría, entre Marín y
Pontevedra, y “afea la vista” ; que a la gente no le gusta, como si lo que
estuviesen viendo, “fuese un cuadro de
Picasso”. La cosa tiene coña.
Me encuentro legitimado para escribir este post, porque alguno puede decir que tengo algún
interés particular en esta Fábrica, pues
nada más lejos de la realidad, si cerrase mañana mismo, a mi no me iba a pasar
“absolutamente nada”; pero lo que sí es cierto, es que el golpe económico,
esta “estocada final” para la ciudad, que no se daría precisamente en el coso
de San Roque, sino en los "despachos de cuatro iluminados" que en su vida han
visto una empresa, ni saben lo que su cierre supone, pues sería el final de
muchas cosas.
Me hace gracia los que se llenan la boca con lo de la “capitalidad”
del pueblo, y después se olvidan de los intereses “de lo que realmente importa”.
Me pregunto de qué queremos vivir, si es tan dificil entender que lo que genera riqueza y
empleo son las empresas y la industria, cosas imprescindibles en cualquier ciudad que se precie, y no hace ser muy inteligente para
decir esto, simplemente tener un mínimo de
sentido común y responsabilidad, de respeto por puestos de trabajo que se
eliminan día a día.
“Estaré siempre a
favor de una empresa que genere puestos de trabajo, aunque sea sólo uno, y genere riqueza para cualquier lugar, se llame Ence
o se llame como quiera. Muchos no piensan lo mismo a esto
último. Es surrealista”.
Y es una pena, supongo que para los que como yo, somos de este pueblo, nuestro trabajo y destino está fuera; habrá que dar las gracias a todos aquellos que ayudaron a matar a esta ciudad.
Vendremos los fines de semana, tomaremos
nuestras cañas con los amigos, pasearemos por sus calles peatonales y
de lombos, y diremos aquello de: “Hay que
ver qué bonita esta Pontevedra”. Una pena, de verdad
"La indiferencia y el silencio ante cualquier problema es algo que nunca he soportado; vivimos en una sociedad anestesiada, silente y enferma, y yo al menos, no me voy a quedar callado. Allá cada uno con su conciencia".
saludos a todos,
Jano