

Muy buenas a todos,
Me gustaría hablaros hoy, de dos cualidades que con todo esto de la crisis, y a la velocidad que vive nuestra sociedad, con valores a veces difíciles de entender, en los que suele primar el “yo primero, y el yo después”, creo que se nos olvidan, y en ocasiones los dejamos en un segundo plano, (entended mi generalización al hablar del caso).
Hablaré de la “Lealtad y de la Fidelidad” palabras que escuchamos mucho, y que ejercemos poco. Y que buen ejemplo para hablar de ellas, que la historia real que me gustaría comentaros.
Trata sobre una película que he visto, se titula “Siempre a tu lado” y narra la vida un perro que probablemente, es el animal que mejor practica estas palabras, Lealtad y Fidelidad.
Siempre me han gustado los perros, de hecho tengo uno, y no ha habido un solo día, que no viniese corriendo a recibirme en cuanto entro en casa, se alegra como si no me hubiese visto en un més, sin duda te alegra la vida, da igual que hayas tenido un día malo o estes cabreado, en cuanto llegas, te come a besos, y tu cara cambia a una sonrisa de felicidad, los que tienen uno, seguro que saben de lo que hablo.
Esta es una historia adaptada, ya que la original proviene de Tokio: la historia narra la vida de un perro llamado Hachiko, (Hachi), un perro de raza Akita, que por azar, el paquete en el que viaja de cahorro, se pierde, y acaba en una estación de tren de un pueblo; Richard Gere (su amigo), se lo encuentra y se lo lleva a casa, y surge una amistad para siempre.
Richard Gere, profesor universitario casado, va cada mañana a trabajar a la estación de tren y él lo sigue, después Hachi vuelve a casa y en cuanto oye por la tarde el sonido del tren, regresa de nuevo a la estación para darle la bienvenida. Todos los días, va a esperarlo a la puerta de la estación.
Pero esta rutina, se ve rota por una desgracia; tristemente, su amo parte un día en el tren, y muere de un infarto dando clase; jamás regresaría a la estación en la que Hachi le espera.
Hachiko, lleno de esperanzas, regresa al día siguiente al mismo punto de la estación y allí lo espera pacientemente durante horas, días, semanas, meses, así durante nueve años, fiel a su amigo.
Durante sus visitas diarias, Hachiko llega al corazón de las numerosas personas que trabajan cerca de allí, en su camino a través de la plaza. El perro nunca se alejó del sitio en donde se encontraba con su amigo. Enseña a estas personas el amor, la compasión y sobre todo, la lealtad inclaudicable.
En la segunda foto que he colgado arriba, la mujer de Richard Gere (Joan Allen) vuelve al pueblo 9 años más tarde, y se lo encuentra allí, ya viejo, en la estación, esperando a que su amigo llegase; (para los que sean de lágrima fácil, viendo esta peli derramarán alguna, pero aún así, os recomiendo que la veais a pesar de que os la haya contado...)
Decir que esta historia causó tanta admiración, que hoy, una estatua de bronce de Hachiko se sienta en su espera, fuera de la estación de Shibuya, en Japón, como recordatorio permanente de amor y devoción, lealtad y fidelidad a un amigo que nunca más volvió.
Fidelidad y lealtad, cualidades que si se resquebrajan, todo se viene abajo, pero si se mantienen fuertes, se forja una amistad que durará para siempre.
He escuchado muchas veces la frase “si quieres un amigo comprate un perro”, nos comportamos como animales, y copiamos muchas cosas de ellos (aunque quizás no las mejores) en un mundo en el que estos, nos dan una lección.
Personas que se parecen a animales y animales que se comportan como personas…
Nada más por hoy, creo que la historia de Hachi, merecía al menos una entrada en este blog en “el que se habla de todo, sin saber de nada”…
Un saludos a todos y buen fin de semana!!
jano1880@hotmail.com